CIERRE MERCADO
ACCIONARIO LOCAL
Índice COLCAP cierra con
apreciación del 1,28%
El
Índice de capitalización de la Bolsa de Colombia (COLCAP) cerró ayer en
1.180,66 unidades, con un aumento del 1,28% frente a la jornada anterior.
En
lo corrido del año el indicador bursátil registra una variación positiva del
2,34%. En cuanto al índice de liquidez COLSC, éste bajó 0,50% a 855,37
unidades, y el COLIR subió 1,12% a 745,06 unidades.
Ayer
se negociaron $109.449,25 millones en 2.470 operaciones. La especie con el
volumen más alto de negociación fue PFBCOLOM, con $30.686,92 millones (variación
positiva en su precio del 3,45% a $24.560,00). También se destacaron en este
aspecto, ECOPETROL ($18.590,33 millones, con cambio positivo en su precio del
4,23% a $1.035,00) junto con ISAGEN ($8.223,07 millones, con cambio positivo en
su precio del 0,25% a $3.960,00).
Por
su parte, PROTECCION logró el ascenso más importante durante la sesión. El
precio de este título creció un 12,68%, con cierre de $80.000,00. También se
destacó por su apreciación; CNEC, cuyo precio creció un 4,46% a $6.090,00; y ECOPETROL,
que ascendió un 4,23% a $1.035,00.
Entre
los títulos con mayor descenso en la jornada el más importante fue TERPEL, con
una variación negativa del 5,66% a $8.000,00. También se presentó depreciación
en: PFAVH (con una variación negativa de 1,19% a $1.665,00) e ISA (con una
variación negativa de 1,17% a $7.580,00).
Fuente:
BVC
Precio del dólar retrocedió más de 5 pesos este miércoles
En la Bolsa de Valores, las acciones se negociaron
al alza: el Colcap subió 1,28 %. Las acciones petroleras tuvieron una buena
jornada. Título de Ecopetrol cerró en $1.035.
Al
cierre de la jornada de este miércoles en la Bolsa de Valores de Colombia, el
mercado de divisas registró una tasa promedio para el dólar de $3.382,35, es
decir, que la divisa estadounidense registró una depreciación de $5,34 frente a
la Tasa Representativa del Mercado, $3.387,69.
La
moneda se negoció en un precio máximo de $3.406,80, un mínimo de $3.363, y,
finalmente cerró 3.375 pesos.
La BVC señaló que en la sesión se negociaron US$ 1.206,95 millones en 2.444 operaciones.
La volatilidad en el precio de la moneda fue de $43,8.
RENTA VARIABLE
De
otro lado, el Índice de capitalización de la Bolsa de Colombia, Colcap, cerró
en 1.180,66 unidades, con un aumento del 1,28 % frente a la jornada anterior.
En
lo corrido del año este indicador bursátil registra una variación positiva del
2,34%.
En la rueda accionaria de este miércoles se negociaron $109.449,25 millones en 2.470 operaciones.
En la rueda accionaria de este miércoles se negociaron $109.449,25 millones en 2.470 operaciones.
La especie con el volumen más alto de negociación fue PFBCOLOM, con $30.686,92 millones (variación positiva en su precio del 3,45 % a $24.560).
También se destacaron en este aspecto, ECOPETROL ($18.590,33 millones, con cambio positivo en su precio del 4,23 % a $1.035 junto con ISAGEN ($8.223,07 millones, con cambio positivo en su precio del 0,25% a $3.960,00).
Por su parte, PROTECCION logró el ascenso más importante durante la sesión. El precio de este título creció un 12,68%, con cierre de $80.000.
También se destacó por su apreciación; CNEC, cuyo precio creció un 4,46% a $6.090,00; y ECOPETROL, que ascendió un 4,23% a $1.035,00.
Entre los títulos con mayor descenso en la jornada el más importante fue TERPEL, con una variación negativa del 5,66 % a $8.000,00.
También se presentó depreciación en: PFAVH (con una variación negativa de 1,19% a $1.665,00) e ISA (con una variación negativa de 1,17% a $7.580.
Fuente:
Portafolio.
El fenómeno D1: La revolución de las tiendas de descuento
A
cadenas como Éxito, Jumbo y Olímpica les está saliendo un competidor. D1, un
nuevo tipo de tiendas del Grupo Santo Domingo que vende a precios muy bajos,
está duplicando cada año sus ventas y generando cambios en los hábitos de
consumo.
Pocas
empresas en Colombia creadas a partir de 2010 se pueden dar el lujo de decir
que al cierre de 2015 alcanzaron ventas por $1 billón. Koba Colombia S.A.S., la compañía dueña de la cadena de
supermercados de descuento duro D1, sí lo puede hacer, pues sus ventas habrían
sobrepasado el año pasado los $1,1 billones.
Con
cerca de 400 tiendas en más de 100 municipios del país, la cadena está
cambiando el estilo de compra de los colombianos, modificó los parámetros de
negociación con sus proveedores, innovó en logística y distribución y es una de
las empresas de comercio que vende más barato en el país.
En
otras palabras, se trata de un modelo disruptivo que rompe con lo que había en
el mercado y está dando de qué hablar entre empresas y consumidores. Eso sí, no
es un modelo inédito, pues las tiendas de descuento duro fueron inventadas en
1948 por los hermanos Karl y Teo Albrecht, que desarrollaron Aldi en Alemania.
Estas se caracterizan por tener un surtido limitado, política constante de
bajos precios, control sistemático de costos y oferta de marcas propias.
Sin
embargo, la adaptación que se hizo para el mercado colombiano ha sido tan
impactante que ya es un referente para muchos consumidores del país.
¿Cuál es el secreto? Básicamente las eficiencias que
se logran a partir de una reducción de costos de exhibición, negociación con
proveedores, logística y mercadeo, que se trasladan a los consumidores en forma
de descuentos en el precio final que en ocasiones llegan a ser hasta 30%.
El
modelo es tan eficiente que no hay ningún tipo de desperdicio de recursos. Cada
tienda vende en promedio 500 referencias de mercado para el hogar, en áreas
entre 250 y 300 m2. Todas las tiendas, independiente del lugar donde operen,
tienen las mismas referencias y el mismo surtido y, aunque lucen siempre bien
presentadas, no tienen mayor inversión en la exhibición pues incluso los
productos se pueden tomar directamente de las cajas en las que vienen empacadas
por los proveedores.
Las tiendas no ofrecen servicio de parqueadero a sus
clientes, tampoco bolsas para empacar las compras –estas se venden– y solo
reciben efectivo. A
cambio, el comprador encuentra precios muy competitivos que pueden llegar a ser
hasta 30% más baratos; los productos son de alta calidad, pues todos son
previamente testeados y, en caso de que no esté conforme con un producto,
obtiene la devolución inmediata de su dinero sin trámites ni preguntas.
Buena parte de su surtido –se estima que 70%–
corresponde a marcas propias, cifra que supera con creces el promedio de marcas
‘blancas’ que se venden en el país: 14% en promedio. Esto convierte a D1 en la única cadena
de comercio de América Latina con una oferta de marcas propias por encima de
50%.
Esta
decisión no fue planificada desde el comienzo sino que respondió a las
‘necesidades del servicio’, pues durante el proceso de identificación de
proveedores, algunos decidieron mantener sus márgenes de ganancia y no reducir
los precios de venta a la cadena, lo que obligó a sus administradores a buscar
maquiladores que se comprometieran a desarrollar los productos que necesitaban
con las calidades y los niveles de precios que requerían.
La rotación de productos es tan alta que para muchos
proveedores resulta mucho más atractivo vender en esta cadena que en otros
formatos de comercio.
Aunque
inicialmente se pensaba que este formato estaba enfocado en los estratos de menor
poder adquisitivo, hoy hace presencia en todos los estratos socioeconómicos e,
incluso, la mayor parte de las ventas se hacen en estratos altos.
El
negocio ha sido tan exitoso que después de arrancar en enero de 2010 en
Medellín, a finales de 2011, captó el interés de Valorem, holding de inversión
del grupo Santo Domingo, que en ese momento compró una pequeña participación y
que el año pasado se quedó con 59% de la propiedad, convirtiéndose en el
accionista mayoritario.
Aunque
solo a finales de marzo próximo se conocerán los resultados de Valorem, cuando estos
sean presentados ante la Superfinanciera –por ser una empresa que cotiza en
bolsa–ya se sabe que Koba será la
empresa que reportará las mayores ventas entre las empresas del portafolio, por
encima de otras de amplia trayectoria como Biofilm, Caracol Televisión, Cine
Colombia, Suppla o Refocosta.
Para
el presidente de Fenalco, Guillermo Botero, se trata de un “formato novedoso
que ha capturado una porción importante de mercado con un modelo muy imaginativo”.
De hecho, este dirigente gremial asegura que algunas de las prácticas adoptadas
en estas tiendas contradicen las reglas que tradicionalmente han trazado los
gurús del mercadeo, como aquella que asegura que sin parqueaderos no hay
negocios en el comercio. En el caso de D1, este paradigma se desechó porque son
almacenes para ir a mercar a pie.
“Una
cosa que me sorprende es que no tienen parqueadero y ese no es un factor
determinante para ellos, seguramente porque está enfocado a un sector que no
usa carro”, asegura Botero.
Camilo
Herrera, experto en temas de consumo y presidente del Grupo Raddar, asegura que
la llegada de cadenas como D1 plantea un formato que “entra a complementar el
ecosistema de comercio. Tienen un
objetivo claro: vender más barato, menos tipos de productos y menos marcas,
para que los hogares puedan reabastecer su alacena”.
Pero no solo D1 está rompiendo paradigmas con su
modelo de ventas. En 2013 también llegó al país la cadena portuguesa Jerónimo
Martins, con su cadena de tiendas Ara, que se ha concentrado en el Eje Cafetero
y que desde el año pasado inició un proceso de expansión hacia la Costa Caribe.
Al
cierre de diciembre Ara ya contaba con 100 tiendas en el Eje Cafetero y Norte
del Valle, así como 40 más en la Costa Caribe. En esta última región llegó en
2015 y para este año la cadena busca consolidar una oferta importante en los
departamentos de Atlántico, Bolívar y Magdalena, ampliando de paso el número de
establecimientos de comercio.
Si
bien el impacto de estas cadenas de descuento duro todavía no es grande, su
desarrollo avanza a pasos acelerados. El consumer track, un estudio que realiza
la firma de análisis de mercados Raddar, indica que cadenas como D1, Ara, Euro
y otras de menor tamaño en las regiones ya representan cerca de 5% de las
transacciones de compra en las cuatro principales ciudades.
El comienzo de la historia
El
inicio de D1 en Medellín no fue producto del azar. Todo comenzó cuando uno de los fundadores de la cadena, un banquero de
inversión, llegó a esa ciudad proveniente de Alemania para visitar a los
familiares de su esposa. Tras realizar compras de alimentos y productos del
hogar, se dio a la tarea de comparar los precios de 75 productos adquiridos en
Colombia y en Alemania y se llevó una gran sorpresa al darse cuenta que en el
país estos productos eran mucho más costosos.
Una
exploración más detallada le permitió identificar que, pese a estos precios,
Medellín es quizás la plaza más competitiva del país. Esto lo convenció de que
era la ciudad perfecta para hacer la ‘prueba ácida’, pues al tener la oferta
más barata, era la única forma de confirmar que el negocio de D1 resultaría
sostenible.
El
siguiente paso fue comprar en 2009, junto con un amigo también extranjero, dos
pequeños supermercados en los barrios Buenos Aires y París. Cada uno de los
locales tenía aproximadamente 500 m2 y cuatro cajas registradoras y allí
empezaron a ‘hacer el curso’ para identificar la demanda, el manejo de la
contabilidad y de los empleados así como la idiosincrasia del país.
Luego
de un accidentado y duro aprendizaje, a comienzos de 2010 estos locales se
transformaron en almacenes D1.
La
necesidad de expandir la operación llevó a estos dos emprendedores a organizar
una primera ronda para captar inversión, inicialmente entre antiguos colegas
del banco de inversión. Cerca de una veintena de amigos banqueros de inversión
que se conocían de tiempo atrás aportó el dinero para iniciar el proceso de
expansión.
Los problemas del arranque fueron los mismos que
enfrentan la mayoría de negocios nuevos en el país. La burocracia del sector
financiero para monetizar la inversión que venía del exterior y las
dificultades para abrir cuentas bancarias y conseguir créditos los llevaron a
buscar inversión local para disminuir las trabas.
Siete
meses después de abrir los primeros locales, y cuando ya tenían cerca de 30
tiendas, lograron que el fondo Aureos –hoy Fondo Abraaj– decidiera colocar
dinero para apalancar la expansión. En octubre de 2011 los fundadores vieron la
necesidad de conseguir un socio estratégico para continuar ampliando la
operación.
Después
de hacer presentaciones ante varios grupos económicos del país, decidieron
vender a Valorem por US$11,2 millones cerca de 20% de la compañía, que se había
fundado en Panamá bajo la razón social de Koba. Dos años después, Valorem
adquirió 5% adicional ante los buenos resultados que mostraban las tiendas D1,
que en su primer año de operaciones –2010– habían alcanzado ventas por $12.000
millones. Al año siguiente se habían casi triplicado al alcanzar $45.000
millones, para 2013 ya llegaban a $295.000 millones y en 2014 totalizaban
$592.000 millones.
En
ese momento de apertura al capital, el grupo fundador también vendió una
pequeña participación a un grupo suizo de inversión, pero mantuvo cerca de 50%
del capital en Koba, mientras que el porcentaje restante se repartió entre
Valorem, Abraaj y los suizos.
El contar con un poderoso socio de negocios –brazo
de inversión del Grupo Santo Domingo– les abrió las puertas para continuar el
plan de expansión que los llevó a regiones como el Eje Cafetero, Norte del
Valle y posteriormente el centro del país.
La
relación con la banca cambió y comenzó a ser más fácil apalancarse con el
sistema financiero. Para finales de 2014 ya contaba con cerca de 300 puntos en
Antioquia, el Eje Cafetero, Valle y Cundinamarca, mientras que al cierre de
2015 ya llegaba a unos 400 almacenes en el país.
En
el primer trimestre de 2015 se dio la salida de los socios fundadores, luego de
que Valorem anunciara al mercado de valores su decisión de hacer uso del
derecho de preferencia para comprar un porcentaje con el que se aseguró una
participación mayoritaria de 59%.
La
compra de Valorem fue del 34,32% de la propiedad de Koba Colombia, porcentaje
por el que pagó US$68,9 millones según informó en su momento a la
Superintendencia Financiera.
El
fondo Abraaj mantuvo su participación pero también ingresó un grupo de
inversionistas suizos, que compró una participación cercana a 22%.
En
estos momentos Koba es la empresa
de mayores ingresos entre los negocios de Valorem. Aunque solo en el primer
semestre se conocerán los resultados de las empresas, se estima que las ventas
de las tiendas D1 pudieron haber superado los $1,1 billones.
Esto
pone a la cadena de comercio como la empresa que mayores ventas le aporta al
portafolio de la holding de los Santo Domingo, por encima de firmas de
reconocida trayectoria como Caracol TV, Cine Colombia, Suppla, Gases del
Caribe, Refocosta y Biofilm.
Sin
embargo, no es un negocio fácil de replicar si no se cuenta con el conocimiento
de los procesos. “No es un negocio en el que se va uno a la calle y encuentra
fácilmente expertos en montar este tipo de formatos. En este tema el país está
20 años atrasado”, asegura un experto.
Hay para todos
Muchos podrían pensar que la aparición de tiendas de
descuento duro está haciéndoles mella a las cadenas de comercio moderno o a las
tradicionales tiendas de barrio. Pero lo cierto es que, a juzgar por la
dinámica y el robusto crecimiento que muestra el comercio, en este mercado “hay
para todos”.
Carlos
Mario Díez, presidente de retail del Grupo Éxito, coincide en que durante los
últimos cinco o seis años se ha venido dando un proceso de ajuste en los
canales de distribución que se ha expresado de muchas maneras.
“Primero,
hay que señalar que las grandes cadenas nos hemos vuelto más nacionales, con
presencia en más regiones; segundo, en los últimos diez años aparecieron
supermercados independientes en las regiones, como Mercamas, La Vaquita o Más
por Menos, que conviven con cadenas como Éxito, Olímpica y Jumbo; y, tercero,
también se dio una proliferación de formatos como D1 y Ara, que en última
instancia se están convirtiendo en otro actor del mercado. Todos estos
movimientos están generando una verdadera transformación de los canales de
distribución en Colombia en la que todos tenemos oportunidades y, en últimas,
están beneficiando al consumidor final”, explica el directivo.
Eso
sí, destaca que una de las
estrategias que ha resultado más exitosa para todos los formatos tiene que ver
con el tema de proximidad, un elemento muy valorado por el consumidor. “La
proximidad, fuera de ofrecer mayor comodidad para el cliente, si está
acompañada de productos de buena calidad y buenos precios, resulta muy
favorable para el consumidor”, asegura Díez, quien explica que estos atributos
han sido valorados por el Grupo Éxito para incluir formatos que llenen estas
expectativas de los consumidores.
En
el caso de Grupo Éxito –el mayor jugador en este mercado– se han desarrollado
cuatro marcas que, cada una a su manera, buscan satisfacer las necesidades de
los clientes.
El
presidente de retail destaca que, en el caso de Surtimax, el Grupo se ha
orientado a dar una solución de proximidad para los estratos de ingresos bajos,
con un portafolio de productos importante en marcas propias y que al mismo
tiempo ofrece marcas reconocidas a precios bajos.
Además,
Surtimax cuenta con una estrategia de cobranding para apoyar a los pequeños
supermercados de barrio a través de su programa ‘Aliados Surtimax’, que les
permite a los pequeños negocios vender algunas de las marcas propias de la
cadena y contar con asesoría y apoyo del Grupo para modernizar sus
instalaciones y mejorar sus prácticas de administración.
Pero
no es la única marca que ofrece proximidad. Díez asegura que con la estrategia
diseñada a través de los Éxito Express, la cadena también busca cercanía con
clientes de estratos medios, mientras el desarrollo de muchas tiendas Carulla
también se enfoca en generar proximidad con clientes de estratos altos.
Con
Superinter, cadena regional que fue adquirida en por el Grupo Éxito en 2014 y
quedó integrada el año pasado, también se están desarrollando estrategias para
generar mayor cercanía con los clientes en la zona del Eje Cafetero y Valle del
Cauca, donde tiene presencia.
Pero
¿qué tanto mercado les pueden quitar a las grandes cadenas los nuevos
jugadores? El presidente de retail del Éxito asegura que posiblemente a la
informalidad, pues a los empresarios formales les va bien.
“Por
el contrario, si bien es un hecho que hay más jugadores en el mercado, seguimos
creciendo, en parte porque ha mejorado el ingreso de los colombianos, hubo más
empleo y las remesas jugaron un papel clave con la devaluación. Si bien la
torta ahora se reparte entre más jugadores, esta torta ha crecido”, asegura
Díez, del Grupo Éxito.
La competencia no se ha quedado quieta y en estos
momentos todos los empresarios del comercio están muy activos con planes de
inversión y crecimiento, lanzando nuevos formatos e invirtiendo en fortalecer
sus estructuras. En
parte porque el consumo de los colombianos sigue en niveles altos, pero también
porque los empresarios buscan mantener sus participaciones de mercado o
ampliarlas.
Para
el presidente de Fenalco, Guillermo Botero, “este es un negocio que no le
permite a uno quedarse quieto, uno debe abrir nuevas tiendas, buscar
oportunidades siempre”.
La
llegada de nuevos formatos está cambiando, sin lugar a dudas, el ecosistema del
comercio en Colombia y la transformación no solo la están sintiendo los
compradores; también los proveedores, empleados y los grandes empresarios.
En
un año en que las señales macroeconómicas se ven complicadas por el menor
crecimiento que pronostican los analistas económicos, el aumento en las tasas
de interés, una mayor inflación, nueva reforma tributaria y una devaluación al
alza, las cifras no parecen muy alentadoras.
Sin
embargo, para los comerciantes este también puede ser un buen año para seguir
cambiando los paradigmas.
Después
de venderle a Valorem, los socios fundadores de D1 no se quedaron quietos. Por
esto, la primera semana de febrero abrieron en el barrio Restrepo de Bogotá el
primer local de una nueva cadena que busca hacer historia en el comercio del
país: Mercaderías Justo & Bueno. No es un formato de descuento duro,
tampoco una gran superficie y su intención no es competir con las tiendas de
barrio. Se trata de un formato nuevo que busca crear vínculos de cercanía con
los consumidores, aprovechar el interés de los colombianos por encontrar
productos de buena calidad y a precios competitivos y, sobre todo, cerca de sus
hogares.
Mercadería
Justo y Bueno, una marca de la empresa Mercaderías S.A.S., planea abrir 58
puntos de venta en Bogotá y 10 más en Bucaramanga antes de que termine el
primer trimestre. Ya tiene firmados los contratos de arrendamiento para este
plan de expansión.
Los
locales tienen en promedio 500 m2 –más grandes que D1– e incluirán un mayor
número de productos para la venta –más de 600–. Cada tienda generará en promedio
ocho empleos; por eso, contará con más de 500 puestos de trabajo en el primer
semestre del año. La comunicación con los clientes se hará a través de volantes
en los que los personajes Justo y Bueno contarán las promociones y las
historias a sus clientes.El nuevo formato, la mercadería, es un concepto con
una historia que apunta a generar un vínculo afectivo con el consumidor a
partir de una decoración que evoca el arte popular y las tiendas de antaño.
Cada tienda será pintada por un artista popular y tendrá detalles que permitan
a los clientes sentirse a gusto y en confianza. Aunque el surtido es más
amplio, la meta es que los precios sean muy atractivos. Además, tendrá una
mayor participación de marcas reconocidas y las marcas propias participarán con
menos de 40% del surtido.
En
marzo de 2013. la portuguesa Jerónimo Martins llegó al mercado con las tiendas
de descuento Ara Colombia, en el Eje Cafetero y norte del Valle. En 2015
extendió sus operaciones a la Costa Caribe. Esto le permitió pasar de 90 tiendas
en 2014 a cerca de 140 al cierre de 2015. Este año podría llegar a 200.
El
modelo de Ara incluye un portafolio de más 1.000 referencias en cada punto
–alimentos y productos para el hogar– que combina marcas reconocidas y un alto
porcentaje de marcas propias, 96% nacionales.
Por
ser una tienda de descuento duro, tiene ofertas, promociones y bajos precios
permanentes.Los resultados de Ara han sido buenos: en su primer año de
operación, las ventas alcanzaron $54.628 millones y un año después, en 2014, llegaron
los $178.895 millones, un crecimiento de 227,5%. Aunque los resultados del año
pasado no se conocen, se estima que las ventas mantuvieron su dinámica de
crecimiento, debido al impacto positivo de las remesas, por el mayor precio del
dólar, que reciben las regiones donde opera actualmente.Esto llevó a Pedro
Veloso, director general de Jerónimo Martins en Colombia, a decirle a Dinero en
su momento que “con respecto a las ventas, venimos cumpliendo nuestras
proyecciones y cada vez más vamos posicionándonos como una alternativa valiosa
para nuestros consumidores”.
¿Y el consumo?
2016
no será un año fácil para el consumo.
Aunque
se desaceleró frente a 2014, uno de los motores de la economía el año pasado
fue el consumo interno. No obstante, el aumento en la inflación, el incremento en las tasas de interés, la
confianza del consumidor y las preocupaciones macro, como el déficit de cuenta
corriente, pueden quitarle aún más velocidad.
Según
un informe de Corficolombiana, en diciembre del año anterior el gasto de los
hogares lideró el crecimiento de la economía y explicó 2,2 puntos porcentuales
del PIB de 2,9% en el primer semestre de 2015. Sin embargo, este componente se
ha desacelerado a lo largo del año, pasando de 5,3% en el cuarto trimestre de
2014 a 4% en el primer trimestre de 2015 y 3,4% en el segundo trimestre de
2015.
“Estimamos
que el consumo privado cerrará 2015 con un crecimiento de 3,3%, inferior al
4,4% registrado en 2014”, dice el informe.
Para este año, la tendencia de desaceleración se
mantendrá. ¿Las razones? Por
un lado, el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) de Fedesarrollo, de
diciembre pasado, registró un balance de 1,1%, lo que representa una caída de
5,6 puntos porcentuales con respecto al mes anterior y de 21,3 puntos porcentuales
frente a diciembre de 2014. Por otro lado, la inflación, que en 2015 se situó
en 6,77% – muy por encima del rango meta del Banco de la República– parece que
no cederá al menos en el primer semestre de este año.
La
intensidad del Fenómeno del Niño hará que se mantengan los precios altos de
alimentos perecederos y un dólar más caro aumentará no solo el valor de los
importados sino también de muchas materias primas. Ese control de la
inflación ha conducido al Banco de la República a aumentar las tasas de
interés, que durante el primer semestre del año pasado se mantuvieron
inalteradas.
En
la Junta del 29 de enero pasado aumentaron 25 puntos para situarse en 6%.
Además, está la expectativa de la reforma tributaria que traería un aumento del
IVA.Pero una de las mayores preocupaciones es el déficit de cuenta corriente
que para 2015 superó los US$19.000 millones
La
reducción drástica de las exportaciones ha puesto al país ante una reducción
del ingreso externo nacional. El mayor déficit de la balanza comercial ha
incidido en el aumento del déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos
de Colombia. Eso quiere decir que el
gasto debe crecer a un menor ritmo que en el pasado. Por esto, codirectores del
Emisor, como Ana Fernanda Maiuashca y Juan Pablo Zárate, han insistido en que
la prioridad es controlar el déficit de cuenta corriente, incluso registrando
un menor crecimiento, que podría situarse cerca a 2,5%, menor al 3%
que prevé el Gobierno.
En
una entrevista con la agencia Reuters, Mauricio Cárdenas, ministro de Hacienda,
aseguró que una de las maneras para enfrentar este tema es reducir la
absorción, que en materia económica es la suma del consumo y la inversión.
Según
algunos analistas, no es bueno reducir la inversión porque intemporalmente
ayuda a pagar esos flujos. Queda, entonces, la reducción de consumo tanto
público como privado. ¿Cómo se reduce
el consumo? En lo privado, manteniendo al alza las tasas; es decir, no sería
raro que en el segundo semestre, así la inflación haya empezado a ceder, se
siguieran aumentando las tasas. Otro camino en lo público es subir impuestos –lo
que reduce el consumo privado y aumenta los recursos del sector público- y
recortar gasto.
Todo
indica que este año no será fácil para el consumo en el país, a pesar de que el
desempleo aún se mantiene en un dígito y las obras de infraestructura podrían
conservar esa tendencia.
Fuente: Dinero.
Estados Unidos reduce compra de crudo colombiano
Importaciones de fuel oil y otros derivados, cayeron
en un 70 por ciento en el último año.
Además
de la fuerte caída en las importaciones de crudo, Estados Unidos redujo de
manera sustancial las compras de derivados de petróleo procedentes de Colombia,
en un mercado caracterizado por bajos precios y altos inventarios.
Mientras
las importaciones de crudo disminuyeron en un 30 por ciento, las de productos
refinados cayeron en un 70 por ciento, pasando de casi 950 millones de dólares
en el 2014 a solo 276 millones hasta noviembre del 2015.
En
dicha fecha los inventarios de combustibles derivados del petróleo habían
alcanzado un volumen de 165 millones de barriles, lo que arroja un incremento
del 25 por ciento, frente a los niveles de hace 1 año.
De
acuerdo con los datos del Departamento de Comercio y la Oficina del Censo, los
mayores recortes del producto colombiano se dieron en la región del golfo de
México y en la costa oeste de los Estados Unidos. En el primer caso las
importaciones que promediaban 5 y medio millones de barriles mensuales en julio
pasado, cayeron a 2,3 millones en octubre. En la Costa oeste, las compras se
descolgaron de 3,8 a 1,1 millones de barriles. En contraste, la costa este
importo un poco más pasando de 2 a 2,7 millones, durante el periodo indicado.
El
estado de la Florida, particularmente, redujo sus compras de 137 a 73 millones
de dólares, en el último año.
Por
su parte, el estado de Texas, el mayor centro de intercambio petrolero con
Colombia, muestra claramente la nueva situación energética de los Estados
Unidos, en cuanto a una dependencia cada vez menor de las importaciones de
crudo y derivados.
En
efecto, dicho estado que posee un tercio de la capacidad de refinación del
país, estimada en 18 millones de barriles por día, recortó sus importaciones de
petróleo de 76.000 a 32 mil millones de dólares, mientras que las de derivados
cayeron de un poco más de 15.000 a 10 mil millones de dólares. Las compras de
crudo disminuyeron de casi 5 mil millones de dólares en el 2014, a menos de 2
mil millones a noviembre del 2015.
CAEN LAS IMPORTACIONES
En
el nuevo escenario, las importaciones de derivados como fuel oil, descendieron
de 204 millones a solo 17 millones, en las mismas fechas.
Por
su parte, Texas le vendió a Colombia 3.600 millones de dólares en gasolina
motor, dentro de una factura total de 4.300 millones del mismo producto
procedente de Estados Unidos.
Fuente:
Portafolio.
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